A lo largo del paseo
suenan diversas carcajadas
pregonando: "Aún no me lo creo."
mientras, en sus rostros ,las más bellas sonrisas son reflejadas.
La incertidumbre aniquiló al poeta en su momento más álgido
pero su actitud y valentía le otorgaron el coraje
que le permitieron tomar un nuevo viaje
que hasta ahora, quizás fue algo rápido.
Vuelve el piano en otros dedos,
el réquiem deja paso a la sinfonía
capaz de eliminar todos los miedos
y hacer resurgir de nuevo la alegría.
Aunque, qué más da la velocidad cuando sabes que viajas seguro,
cuando sabes que ella te animará en los momentos más duros,
incluso cuando te confiesas
y aparcas tu propio rechazo
por esta merecida felicidad pagada a plazos.
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