viernes, 5 de agosto de 2016

Supérfluas palabras.

¿Qué hago confiando? La gente engaña, no es buena.
La ansiedad me devora cuando se evoca al pasado y nadie puede entenderlo.
Nadie entiende que me encierre y solo deje entrar a mi sombra por miedo a que como mínimo me escupan en la cara, revalorizando así el inexistente valor que poseo.

Sonrío, no por felicidad.

Sonrío para esquivar todos y cada uno de vuestros prejuicios sobre si una persona está realmente pasándolo mal.
No lloro delante de nadie porque eso denotaría que estoy intentando llamar la atención.
No le dije a nadie que tengo ganas de suicidarme porque jamás entenderían qué es sufrir porque tus padres te maltraten.
Poca gente sabe que no solo lloran mis ojos, y no sé si hice bien en confiar.
La gente es mala, se aprovecha de tus debilidades.
Vive mientras puedas.