domingo, 10 de diciembre de 2017

Feliz cumpleaños, adiós.

Amor y poesía, siempre acechando parejas con peligro cual daga,
pensando que serán la fuente de la que todo lo emana
pero con la suerte que corre esta estirpe humana
no me salvaría ni con los trucos de la mejor maga.

Dos décadas sin oficio ni beneficio,
sin saber quién soy ni a dónde voy,
la ansiedad se hace de rogar cuando me siento al borde del precipicio
y medito si lanzarme o quedarme en la muerte en la que ahora mismo estoy.

Sueño con viajar a Tenerife y no tener regreso,
desertar de este desesperante letargo,
dejar el vis a vis con el chocolate amargo
y olvidarme de todos y cada uno de mis excesos.

Yo nunca puse precio al amor
y solo durante escasos meses me refugié en los brazos de alguna dama
que, mucho tardó en darse cuenta del error
que hubo cometido cuando compartimos cama.

Se esfuma el sueño de tener carnales,
aunque siempre quedarán los versos inmortales
para recordar a las generaciones venideras
que, el poeta que amaba sin condiciones a la primavera
se mantuvo, a pesar de todo, en el letargo
del que hoy confiesa que se le hizo un tanto largo.

Última vigilia

La pena que arrastro es demasiado larga,
he perdido tanto tiempo que la efímera vida se me hizo aún más corta.
Algunos hablan de mi como la ente que a todo el mundo amarga
y que después de "tanto cuento" a bien pocos le importa.

Nadie me apoyó cuando de niño dormía llorando por haber pasado otro día sin recibir cariño,
quiero vivir como uno realmente merece,
y superar esta continua suerte que me toca a pesar de no ser martes trece.

Quiero sentirme vivo entre sus aterciopeladas manos
pero siento que ya no tengo cabida entre los humanos,
puesto que lo único que haría bien sería pudrirme bajo tierra con mis amigos los gusanos.

Quiero una despedida sencilla,
sin dolor en mis antebrazos ni con un cura a mi vera leyéndome la cartilla.

Quizás sea algo tarde ahora
pero me despido del papel y el boli,
ya no soy aquel al que le sobraba con este hobby
compensando así el dolor de tantas horas
de existencia incoherente
en un mundo lleno de gente
y vacío de personas
que, compiten unas entre otras para ver quién besa antes la lona.

Ya no compensa, no.

Tanta es la maldad que abunda
que la herida producida fue demasiado profunda.
Pues si la muerte es inexorable
para qué hacerle callar y fingir que no existe, dejad que hable...