domingo, 10 de diciembre de 2017

Feliz cumpleaños, adiós.

Amor y poesía, siempre acechando parejas con peligro cual daga,
pensando que serán la fuente de la que todo lo emana
pero con la suerte que corre esta estirpe humana
no me salvaría ni con los trucos de la mejor maga.

Dos décadas sin oficio ni beneficio,
sin saber quién soy ni a dónde voy,
la ansiedad se hace de rogar cuando me siento al borde del precipicio
y medito si lanzarme o quedarme en la muerte en la que ahora mismo estoy.

Sueño con viajar a Tenerife y no tener regreso,
desertar de este desesperante letargo,
dejar el vis a vis con el chocolate amargo
y olvidarme de todos y cada uno de mis excesos.

Yo nunca puse precio al amor
y solo durante escasos meses me refugié en los brazos de alguna dama
que, mucho tardó en darse cuenta del error
que hubo cometido cuando compartimos cama.

Se esfuma el sueño de tener carnales,
aunque siempre quedarán los versos inmortales
para recordar a las generaciones venideras
que, el poeta que amaba sin condiciones a la primavera
se mantuvo, a pesar de todo, en el letargo
del que hoy confiesa que se le hizo un tanto largo.

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