viernes, 25 de marzo de 2016

XIII

Restos de fuerza de flaqueza inexistentes,
risas falsas y lágrimas de sangre verídicas presentes,
un dolor que ya no puede soportar más mi mente,
supongo que todo tiene un final.

La vida continúa,
a pesar de que ésta haya sido arrebatada por ti gracias a una ganzúa
pero bueno, qué tenía de proficua,
ya no seré vuestro temido chacal.

¿Eran tus brazos mi verdadero hogar?
Mi medicina no son tus besos sino el Prozac,
no tengo cabida, no sé dónde me podré colocar,
huiste, y tú eras quien sacaba el instinto a ese animal.

Sobre el reloj solo pasan las horas hasta la última respiración,
prácticamente eliminaste cualquier ilusión,
aún rompiendo todos mis esquemas, por saber cómo era la vida con ambición,
y mira, ya no estás aquí.

Esta es la canción que cuenta cómo te fuiste,
la decepción de no saber qué hacer para revertir este estado apático y triste,
proseguid con vuestras vidas como lo hizo el mundo con la peste,
siempre nos quedará el metro de Madrid.

En la salud y en la enfermedad,
y en lo que no te aporto,
ya no tendré piedad                                       como cuando quisiste verme muerto.

Agobiado entre mis guerras internas...
¿Acabaré yaciendo en la vía?
El sentimiento de culpabilidad aumenta,
no como cuando desahucia el bastardo policía.
Lo siento, no quiero que pasen más los días
¿O acaso amainará la tormenta?

Llámame cuando regrese el viento de la calma en su máxima plenitud,
escribamos ese final pendiente
porque por más que te jodiera cada virtud,
te querré por siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario