sábado, 19 de marzo de 2016

Clave de Sol.

Inagotable letargo admirando el susurro de la brisa,

contigo aprendí que el desnudo de tu alma, te confiere incluso mayor belleza que la de tu sonrisa.

Predispuesto a la melancolía y sin prisa,

procedo a serte franco.

Eras poesía cuando lágrimas abordaban nuestro banco,

cuando te recitaba un soneto y te quedabas en blanco,

tus halagos amenizaron aquella larga espera

en la estación donde deserté el ser un crío

y me centré en la felicidad venidera.

Quise creer que era una locura

pero mi madurez galopaba ya por las cuestas de Príncipe Pío

y, tu templanza y tu ternura

respondieron a la pregunta que traía de serie: ¿Por qué aún no confío?

Tras varios meses con una sonrisa imborrable,
se hizo reseñable
el cómo fulminé con todo lo logrado,
ya no caminábamos juntos de la mano,
y la muerte se volvió inexorablemente laudable.

Nuestro invierno se volvió algo más eterno

en aquellos meses vacíos,

en los cuales hice de mi cuaderno
el más bello de los epitafios.

...

Eres la pelea,
contra el sistema que permite machismo en sus escuelas,

eres libertad, incluso cuando la opresión patriarcal más duela.

Eres la llave
que, permite cerrar la caja de Pandora,

eres la sensualidad que a todos nos invade a la hora

de querer que esta vida jamás se acabe.

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