viernes, 24 de junio de 2016

Hasta pronto, o no.

Un segundo menos y, otro y, otro...
Las brasas alimentan a este ser inerte que tiene como consuelo arder cada día más, antes de consumirse por completo.

Vivo en cada silencio, imaginando que estás junto a mi. Sueño en algún paraje desconocido que realmente me ha gustado vivir la vida, y no esta apatía que ha sido cubierta por una capa de inseguridades, frustraciones y auto-lesiones.

Aún consigo recordar cómo esbozaba cada sonrisa al verte de nuevo. No, yo tampoco he vuelto a amar de forma tan sincera.

Pasados una decena de meses no he conseguido olvidarte-ni quiero hacerlo- siendo Segovia la marca más aferrada a mi. Noches efímeras en las que se dormía algo menos que nada y se camuflaban las marcas del vampiro con bufandas improvisadas.

Tu cama era Berlín y nosotros, dos soviéticos.

Mis intentos por continuar sin ti se han visto frustrados.

El ciclo que se las daba de indefinido, mientras exudaba felicidad a mares, parecía real.

Estaría encantado de decir que desde donde convivo conmigo veo alguna razón en la que ampararme para salir a buscar a alguien que jamás se irá. Nadie se ha quedado, solo puedo imaginar los rostros más significativos para luego, diluirlos en lágrimas.

Ahora, que convivo conmigo, me quiero desvanecer con un adiós sin hasta pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario