jueves, 17 de diciembre de 2015

Agónico pasado

Cuando abres los ojos al fin y, cae la última lágrima
de dolor,
la vida te otorga una nueva página
que podrás llenar de color.

Procedo a contar la historia de mi vida que, aún poseyendo nombre de diosa, fue un completo desquicio.

Aún siendo un ser cargado de prejuicios

quise creer que no me hacía mal,

lo nuestro fue un efímero vicio

que, sin haber comenzado, ya tenía final.

De sus guerras mentales me hice yo su soldado,

teniendo por fervor de la batalla sus labios rojos.

Diciembre engañaba con tanta hoguera.

Y, ahora dime, qué vivo, si ella no está a mi lado,

de ella, cómo me despojo

si no quiero padecer otra agónica espera.

¿Por qué aguantó todos mis lamentos

si se descubrió que no me quería realmente?

Tanta efusividad sonaba a cuento

en una mujer que parecía diferente.

Los lloros y lamentos amenizaban la noche

pero, qué voy a decir, si soporté todo reproche

en una mujer que, fingía con benevolencia ser desatenta,

como para ahora llegar y  decirle ``Ya no hay marcha atrás, desataste la tormenta."

Mi alma famélica y sedienta

al fin, de sus andares y mentiras piadosas

está exenta.

La paradoja que hubimos construido, está rota,

no intentes juntar los pedazos

ya que ni en la situación más remota

volverán nuestros abrazos.

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